El alma te habla de todas las formas posibles. Su objetivo es llamar tu atención e informarte de aquello que te viene bien y, por supuesto, de aquello que te perjudica. Si escuchas con atención sus mensajes, encontrarás con facilidad el camino para mantener tu equilibrio físico-mental-emocional.
El cuerpo es la herramienta última que el alma utiliza agitar tu consciencia. Los síntomas son las alarmas que te avisan de que algo no anda bien, ya sea una situación que te desequilibra, un patrón de comportamiento repetitivo y/o auto-destructivo o una conducta que te debilita, te agota y resta vitalidad. En definitiva, la falta de coherencia entre lo que sientes, lo que piensas, lo que dices y lo que haces.