A raíz de las salidas con sus padres, Chloe descubrió su pasión por las caminatas: junto al mar, en la montaña, diurnas, nocturnas, guiadas o por libre… Todas tenían su encanto.

Lo que no imaginaba era que, en una de aquellas caminatas sin guía, surgiría la idea de emprender la que, sin lugar a duda, sería la experiencia más emocionante de su vida. Una aventura repleta de peripecias, anécdotas y emociones, pero también de obstáculos y dificultades que la harían sufrir hasta alcanzar su destino. Allí comprendería, con mayor claridad, el valor profundo que para ella tienen la familia y la amistad.

Aquel Camino la marcaría para siempre.