Cuando ELA aparece supone para ellas algo más que una despedida. Comienza un camino cuyo recorrido les hará cuestionar su relación, sus creencias, su fuerza, su amor, su resistencia, su tiempo, la vida. Un viaje experiencial que se inicia en la mente, tiene parada en las múltiples experiencias vividas, comparte asiento con diferentes perspectivas y observa la evolución del paisaje a través de la voz de cada uno de los pasajeros. El trayecto finaliza en el corazón donde, inevitablemente, nos abruma la certeza de haber llegado al único destino posible. Es el último regalo que ela me dio: la posibilidad de experimentar todo el recorrido a su lado para entregarlo, de nuevo, a la VIDA. Mi propia metamorfosis. Cuando este viaje anunciaba fin de trayecto, una parada técnica inesperada retrasó la llegada y, con ello, me cuestioné el anhelo de ver materializado este proyecto. Estábamos inmersos en un acontecimiento de índole mundial que conmocionó al planeta entero poniéndonos descaradamente frente a la Muerte, un tema tabú en la sociedad occidental. Día tras día, su aliento desafiante nos ha recordado que «algo» invisible a los ojos, podía arrebatárnoslo todo en cuestión de segundos. Superado el pavor inicial pude reconocer que la vida y yo estábamos hablando de lo mismo y que lo verdaderamente poderoso es tomar consciencia de que siempre ha sido así: la muerte forma parte de la vida y aceptarlo como algo natural es profundamente sanador. La medicina te puede proporcionar bienestar físico, pero del bienestar mental, emocional y espiritual tienes que ocuparte tú. Si tu deseo es vivir en paz, tienes ante ti la práctica para conseguirlo. Si tu deseo es trascender en paz, también este libro es una buena guía para lograrlo.
Así vives, así mueres.